Creo que todos venimos a esta vida con un propósito. La belleza, el espacio y la materia siempre fueron mis elementos y mis talentos. Sin embargo, la sensación que una pieza faltaba en mi historia siempre me acompañaba, como quién convive con un interrogante en su interior.
En esa búsqueda de propósito, mi mente, atrapada en el pensamiento compulsivo bloqueó la conexión con mi intuición. Mente y cuerpo están conectados, y en ese desequilibrio donde la mente tomó el control mi bienestar físico se resintió. Forzada comprendí que las respuestas no habitan en la mente, sino en el cuerpo, en el corazón y esto apuntó hacia una única dirección: hacia el interior, así que dediqué tiempo al cultivo del silencio interior, a la escucha, a crear ese espacio en calma donde algo nuevo pudiera expresarse.
Un domingo, en un impulso repentino, mi cuerpo me empujó hasta la habitación.
Me senté en silencio, cerré mis ojos y esperé a no sé exactamente qué.
El tiempo se esfumó, y algo resonó con fuerza en mi interior:
Serenidad.
Serenidad, Gloria.
No fue mi voz, ni mi mente.
Fue una sensación, una vibración de todas y cada una de las células de mi cuerpo simultáneamente. Serenidad se sentía tan lógico para mi… Entendí muchas cosas a la vez.
El entusiasmo y la inspiración me invadió y poco a poco la información encajó.
Desde mi momento presente, siento que el propósito interior nace de poner al servicio el resultado de talentos, lo que uno ama y lo que uno necesita. Mi propósito interior ha resultado la suma de talentos: Creatividad y sensibilidad estética. Aquello que amo: Belleza, espacio y naturaleza. Con mi búsqueda personal: Mi equilibrio interior.
De este modo, el propósito se ha convertido en mi propio camino, la búsqueda del equilibrio interior a través del espacio. Un deseo de crear espacios armoniosos para el equilibrio de cuerpo, mente y alma donde las personas puedan recuperar la conexión consigo mismos.
Mi formación técnica es quien convierte mis pensamientos en forma física. Pero sin duda, esta búsqueda de serenidad espacial es un proceso más intuitivo que lógico que fluye desde un significado más profundo y espiritual. Y aunque ahora entiendo mejor mi camino, desconozco todas las respuestas, incluso todas las preguntas. Y siento que la vida va de eso, de experimentar, de disfrutar y confiar en que a medida que se avanza, las respuestas aparecen.
Confío, que donde la mente no llegue, el corazón llegará.
Todos somos un viaje en evolución, y este es el mío.
GLORIA